Milei y la salida de la OMS: más negocio, menos salud
La decisión del gobierno de Javier Milei de retirar a
Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido presentada como
un gesto de "soberanía" frente a una organización global colonizada
por los intereses de las grandes farmacéuticas. Y es cierto que la OMS no es un
organismo ajeno a los negocios del Big Pharma: sus recomendaciones suelen estar
influenciadas por las corporaciones que lucran con la salud en lugar de
garantizarla, sobre la OMS llueven denuncias por abalar estudios clínicos absolutamente
amañados en favor de los negocios de las industrias farmacéuticas, que aportan
cifras millonaria año a año o fundaciones como las de Bill gates que aportan
para desarrollar campañas que la misma fundación direcciona y que casualmente siempre
están acompañada de medicaciones con patentes de laboratorios “amigos de la
fundación”, de mas esta decir que la fundaciones utilizan este mecanismo de
donaciones para evadir impuestos.
Pero la jugada de Milei no busca romper con ese entramado de
negocios y muerte, sino eliminar un intermediario para que las coimas y los
acuerdos con la industria farmacéutica pasen directamente por su gobierno.
Lo que Milei pretende con esta maniobra es asegurarse el
control absoluto sobre los acuerdos con los laboratorios, sin los mínimos
controles que aún impone la OMS en ensayos clínicos, regulación de medicamentos
y políticas públicas de salud. Al dejar de formar parte del organismo,
Argentina no solo renuncia a financiamiento para programas sanitarios, sino que
también se desprende de estándares internacionales que, aunque limitados,
establecen ciertas barreras para evitar el uso indiscriminado de la población
como conejillos de indias en la experimentación de nuevos fármacos.
La retórica libertaria del gobierno, que se apoya en el
dogma de la "decisión individual", encubre en realidad la completa
desprotección a la que pretende llevar a la sociedad frente a la voracidad de
las farmacéuticas. En nombre de la "libertad de elección", lo que se
impone es la desregulación total del sistema de salud, permitiendo que cada
persona quede librada a su suerte en un mercado donde solo los que puedan pagar
tendrán acceso a tratamientos seguros y efectivos.
Desde la asuncion Milei a llevado adelante una política de
ajuste, recortes y despidos donde la salud publica fue una de sus victimas
ahora quiere terminar de liquidar lo poco que queda de salud publica y
programas sanitarios para proceder a la entregar total a los sectores privados
La salida de la OMS es, entonces, un paso más en la
liquidación de la salud pública y en la entrega total del país a los intereses
privados. No se trata de una batalla contra el globalismo ni contra las
imposiciones de la industria farmacéutica internacional. Al contrario: lo que
busca Milei es dar vía libre a esos mismos actores, pero sin ninguna
restricción, convirtiendo a la población argentina en una mercancía más dentro
del gran negocio de la salud.
Los trabajadores debemos luchar por terminar con este
régimen con el negocio de la enfermedad que hacen los laboratorios y garantizar
una salud publica gratuita que cubra todas las necesidades de los trabajadores
y que garantice el acceso a todas las medicinas, no solo a la alopática pero no
solo eso hace a la salud del pueblo también se tiene que garantizar alimentos
sanos, organicos sin veneno, agua para la vida sin químicos ni agrotoxicos,
practicas deportivas, saneamiento de los barrios, viviendas dignas solo con la
claqse trabajadora dirigiendo los destinos del país se podrá tener salud para
el pueblo
¿Qué significa para la salud de la
población que Argentina salga de la OMS?
El gobierno de Javier Milei decidió retirar a Argentina de
la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el discurso de una supuesta
"soberanía" frente a un organismo global controlado por los intereses
de las grandes farmacéuticas. Y sí, la OMS está atravesada por los negocios del
Big Pharma: sus directrices han estado condicionadas por corporaciones que
lucran con la salud en vez de garantizarla. Llueven denuncias sobre su complicidad
con estudios clínicos amañados para favorecer los intereses de laboratorios que
financian sus operaciones, igual que las fundaciones de magnates como Bill
Gates, que "donan" dinero para campañas sanitarias dirigidas a
promover medicamentos con patentes de laboratorios amigos. Un círculo de
corrupción global donde los monopolios se aseguran ganancias, mientras las
enfermedades siguen siendo un negocio en lugar de un problema a erradicar.
No es una ruptura con el negocio de la enfermedad, sino la
eliminación de intermediarios para que las coimas y acuerdos con las
farmacéuticas pasen directamente por su gobierno, sin los mínimos filtros que
impone la OMS en regulación de medicamentos, ensayos clínicos y políticas
sanitarias. Es decir, vía libre para que la salud pública termine de ser
arrasada y el país se transforme en un laboratorio de experimentación a cielo
abierto, donde las farmacéuticas podrán probar sus fármacos en la población sin
barreras ni controles.
La retórica "libertaria" de Milei no es más que la
legalización de la ley de la selva en la salud. Bajo la bandera de la
"libertad de elección", lo que realmente impone es la desregulación
total, dejando a millones librados a su suerte en un mercado donde solo los que
puedan pagar tendrán derecho a tratamientos seguros y efectivos. Mientras
tanto, la gran mayoría será arrojada a la miseria sanitaria: sin acceso a
medicamentos, hospitales colapsados, médicos despedidos y programas de salud
desmantelados.
Desde su asunción, Milei ha llevado adelante un ajuste
brutal: recortes, despidos, destrucción de hospitales, eliminación de programas
sanitarios esenciales. Ahora quiere terminar el trabajo liquidando lo poco que
queda del sistema público de salud y entregando la vida de la población a los
pulpos privados. La salida de la OMS no es un acto de independencia, sino una
entrega total a los mismos actores que dice combatir, dándoles rienda suelta
para hacer negocios sin restricciones, usando a los argentinos como cobayos y
condenando a la clase trabajadora a la enfermedad y la muerte.
Frente a este ataque criminal, los trabajadores debemos
luch
ar por terminar con este régimen de saqueo y privatización de la vida y el
primer paso en este camino es organizarse para echar a este gobierno fascista.
No solo hay que pelear por un sistema de salud pública gratuita y universal,
que garantice el acceso a todos los tratamientos y a todas las medicinas,
incluyendo no solo la medicina alopática, sino también la medicina china, la
homeopatía, el naturismo y otras prácticas que han demostrado su efectividad en
la prevención y el tratamiento de enfermedades. Además, la salud no puede ser
vista solo desde la atención hospitalaria: debe incluir el acceso a salud
mental para toda la población, con psicólogos y psiquiatras en el sistema
público, sin que la estabilidad emocional de las personas dependa de su
capacidad de pago.
Pero la lucha por la salud no se agota en hospitales y
medicamentos. Un pueblo sano no es solo aquel que tiene acceso a tratamientos,
sino el que puede vivir en condiciones dignas: alimentos sanos y libres de
venenos, agua sin químicos ni agrotóxicos, saneamiento en los barrios,
viviendas adecuadas y acceso a la actividad física y la recreación. Solo con la
clase trabajadora tomando en sus manos los destinos del país podremos
garantizar una verdadera salud para el pueblo y terminar con el negocio de la
enfermedad.
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